contenido de la página Recuerdos de Arcadia: 12 de octubre de 2008

sábado, 18 de octubre de 2008

Seco tengo el corazón
de lágrimas vertidas.

He llorado
de tanto amarte,
y de tanto amarte
he llegado a odiarte.

Y de tanto amarte,
de tanto odiarte,
mi corazón
se perdió,
sin rumbo,
seco de lágrimas
en mar de dudas.

Y aunque mi corazón
no sabe si amarte,
si odiarte,
lo que sí que sabe
es que no sabe
vivir sin tí.
No dudes,
no vaciles.
Toma mi mano,
afronta tu destino,
no te desvíes del camino.

Donde tú vas,
otros ya han estado.
Es lo que tiene
el ser humano.
El acabar corrupto,
podrido,
en un ataud
lleno de gusanos.
Tengo la lengua reseca
de lamerme las heridas.
Mis piernas están doloridas
de levantarse una y otra vez.

Lucho con un rival,
viejo y terrible.
La vida se empeña en golpearme
una y otra vez.

Me ha vuelto a derrotar,
lo ha hecho sin reparos,
sin dudas, sin remordimientos
reduciendo a cenizas
mi endeble esperanza.

Pero como el Ave Fenix
renaceré de mis cenizas,
mi reseca boca lamerá
una vez más las heridas.
Mis doloridas piernas
volverán a ponerse en pie.

Esa dulce y terrible rival
no podrá conmigo.
No me rendiré sin luchar.
No me rendiré.
Viviré

Verdad

Estás ahí.
En realidad,
siempre has estado ahí,
oculta, vigilante,
aguantando la respiración,
oculta a mis ojos.

Estás ahí.
Lo sé,
te he visto.
Ha sido un instante,
luminoso como un relámpago,
fugaz como una estrella,
suficiente para marcar
toda una vida.
Ya nada será igual,
pues dejaste en mí
tu indeleble huella.

viernes, 17 de octubre de 2008

Quisiera que este libro
que tengo entre mis manos,
cobrase vida propia,
fuese un objeto animado.

Quisiera que estos versos
fuesen un soplo de aire fresco,
que fueran música para tus oídos,
que transmitiesen alegria.

Pero sólo son
unas palabras encadenadas,
unas humildes líneas
escritas por mi pluma,
que se sentirán afortunadas
si son leídas por tus ojos.